Volvemos a la carretera (de fontaneros va el asunto)

Hola amig@s,

tenemos el blog muy desangelado, prácticamente muerto, así que coincidiendo con mi primer mes de estancia en Polonia (desde Varsovia con amor) he decidido reactivar el «Hoy no Ceno en Casa» con alguna intervención esporádica, con la esperanza de que mis compis en el «expatriotismo» se animen a dar señales de vida.

Un mes en Varsovia, y la celebración no pudo ser mas estrambótica. El jueves pasado el desagüe del wc del apartamento en el que vivo reventó inundando el baño por completo. Suerte que corté el agua a tiempo, pero el percance ya era inevitable: ¿qué coj… narices hago yo ahora? En otros países en los que he vivido no habría tenido problema: llamo a un fontanero y todo resuelto.

Pero en Varsovia, con tan solo un mes de estancia, sin hablar el idioma…. el reto se presentaba insalvable.

Tardé 24h en encontrar un fontanero, y básicamente lo «secuestré»  de un apartamento vecino en el que estaban haciendo obras. Aquí aprendí la primera palabra práctica en polaco: HYDRAULIK (que significa fontanero).

Una vez secuestrado el susodicho había que explicarle por signos lo que ocurría. Por suerte el traductor de google ha dado un giro completo a nuestras vidas: yo había escrito en un papelito los equivalentes polacos a «wc», «desagüe», «roto», «agua» y «derramar». Con estas 5 palabras y gesticulando como si no existiera un mañana el fontanero evaluó el problema y me dijo 4 frases (inútiles, por supuesto) y me pidió papel y lápiz para darme un número de teléfono.

Primer reto superado. ¿Qué es lo que tenía en mis manos? ¿el telefono de otro fontanero? ¿el telefono de su suegra? No lo sabía, pero al menos tenía algo a lo que agarrarme… ahora solo me faltaba un alguien al que agarrarme para que llamara por mí.

Poco a poco, por gestos, signos, llamadas de teléfono a 4 bandas y el rezo esporádico a Nuestra Señora del Milagro Inútil, comprendimos que había que cambiar el retrete por completo. Nunca sabré si el fontanero me estaba timando o realmente el problema era serio…. pero mejor curarse en salud. Con el beneplácito del casero pusimos el plan en marcha. Aquí llegó el segundo reto:

El cachondo del fontanero me dijo que YO debía ir a la tienda a comprar el retrete y las piezas de recambio, volver a casa con ellas y entonces ÉL se pondría manos a la obra. Vamos, me hizo lo que viene siendo un «Benito Lopera Perrote» combinado con una «tres catorce».

¡Qué remedio! Me fui a la tienda, donde otro señor polaco dijo muchas frases en polaco y yo dije muchas otras frases en inglés, español, alemán y namekiano….. aún así ninguno de esos idiomas fue tan efectivo como los gestos (y el papelito en el que el fontanero me había apuntado los nombres de todas las piezas). Lo curioso fue cuando llamé a un taxi para transportar todo 4 calles (pasemos de ir andando con el retrete a cuestas, no vaya a ser que tropecemos y la jod…. la liemos).

Al regresar al apartamento descubrí que el fontanero había llamado a unos colegas y eran 3 profis para cambiar un retrete. Entonces pensé 2 cosas sucesivamente: la primera fue que el fontanero no se fiaba del guiri español y se trajo a varios colegas a modo disuasorio por si yo decidía no pagar….. la segunda idea que me vino a la mente fue: «cabrones, sois 3, ya podíais haber ido alguno a la tienda a por los repuestos en vez de mandarme a mi en taxi». Por supuesto, no dije nada de esto en voz alta (aunque tampoco hubiera servido) y agradecí que 3 fontaneros no tuvieran otra cosa mas importante que hacer un viernes a las 3 de la tarde en Varsovia (ciudad con casi 2 millones de retre… digo de habitantes) que el arreglar un retrete averiado.

30 minutos duró la ñapa (para los de la LOGSE: el arreglo). 3 fontaneros cantando el «lariro larolero» (versión polaca de la canción de Benito Lopera Perrote) y al final, siempre por gestos, me indicaron que podía estrenar el nuevo retrete tirando por primera vez de la cadena.

Es curioso…. los españoles cuando hablamos con un guiri que no entiende subimos el volumen del discurso o hablamos mas lento, como si nos dirigiéramos a Marichalar….. pero nadie en el resto de Europa hace eso. Con lo que nos gusta a nosotros gesticular… la única solución que se nos ocurre cuando nuestro mensaje oral no llega al receptor es subir el volumen.

En este mes escaso en Varsovia a parte de practicar las cuatro lenguas que soy capaz de hablar y entender, creo que lo más utilizado han sido mis manos y el enorme «léxico gestual» que he ido desarrollando con el paso de los días. Después de vivir en países en los que hablaba el idioma local, ahora me encuentro…… frustrado. No se explicarlo, la sensación no es de indefensión, sino de frustración y vergüenza por no poder comunicarme con los nativos. Me siento impotente, me gustaría decir tantas cosas que no puedo decir….

Así que para terminar esta entrada, aquí lanzo amig@s, en este 14 de diciembre, mi primer propósito de Año Nuevo: aprender algo de polaco (lo básico) antes de que termine diciembre. El curso de polaco al que me he apuntado comienza oficialmente en enero, pero no quiero pasar ni un día mas con la sensación de impotencia y frustración que sentí el viernes pasado. Entonces fue un fontanero, ¿pero quién me dice que mañana no necesitaré un electricista, o un tipo que me suba la bombona de butano y me haga un apaño? (yo uso gas ciudad, pero nunca se sabe).

Amig@s, supongo que tras mas de un año sin publicar nuestros compis expatriados tendrán historias tan graciosas como la mia. Animo desde esta entrada al resto de «hoy no cenos» a que nos cuenten sus batallitas de expats.

Un abrazo desde Varsovia.

Apagario.