Hoy sí ceno en casa

Ha pasado más de una década desde que osé compartir batallas de trinchera en este cuaderno de bitácora. Los miembros del clan han desaparecido, salvo por la presencia local de Apagario y un servidor, que ayer reflexionaban, al calor de buena compañía y calamares, acerca de viente años de venturas y desventuras alrededor del planeta.

Sí, ayer cenamos en casa, y en un ejercicio de honestidad brutal, se hizo balance de lo ganado y lo perdido. La conclusión a la que llegamos es que echábamos de menos a nuestra gente. Nuestra gente, que podríamos traducir por «los que fueron nuestra gente».

Un día vuelves a cenar a casa, y puedes encontrarte con la casa vacía. ¿Y dónde quedan las aventuras? ¿Con quién se comparten, sino con los que quedan, que son pocos?

Ayer pusimos las orejas, y revivimos grandes momentos. Momentos que nos han marcado, hecho reír, llorar, aprender… son historias que han moldeado nuestras almas, y yo personalmente me alegré de haberlo vivido todo, y tener personas con quien compartirlo. Algunas de esas personas estuvieron allí conmigo, y otros son nuevos compañeros que conocen a la persona en la que me he convertido gracias a esas historias.

Conclusiones: mantenerse en el camino. Cualquiera que fuera la motivación que nos hiciera salir de casa en su día, es muy posible que haya cambiado, pero nuestras curiosidades siguen vivas, nuestro hambre de conocimiento y expansión sigue vivo, pero ya tenemos otras canas, y ahora no solo buscamos aventura. Buscamos algo más, algo intangible e importante. La sorpresa es que, en ocasiones, lo encontramos exactamente donde estamos, y con quien estamos, aquí y ahora.

Este verano no he cenado en casa, y puedo compartir una historia que resuena en mi mente cada noche.

Me encuentro tumbado boca arriba en el bosque. El firmamento despliega su espectáculo de luces imposiblemente distantes y eternas. De repente pienso que estoy en una bola gigante, dando vueltas gigantes, alrededor de un sol gigante, alrededor de una galaxia gigante, en medio de un universo gigante. Pienso que estoy en mi propia nave espacial y, cuando miro por la ventanilla, contemplo la eternidad, y la eternidad me mira a mí de vuelta.

En esta nave espacial hay otros nómadas. Algunos están mirando al suelo, otros al horizonte, otros al cielo. La bola sigue girando, como si nada, como lo ha hecho durante millones de años. Pensar en todo eso, sentirlo en cada célula, despierta en mí un sentimiento trascendente, y pienso en mis antepasados, que no sabían lo que era el Sol, lo que era la Luna, o las Estrellas. Quizá, pese a no conocer la composición física de estos elementos, estuvieran mucho más en contacto con El Misterio de su existencia y su rol en nuestras vidas. Supongo que eso llenaría su vida de sentido, de conexión tangible con ese misterio.

Esos pensamientos pasan por mi cabeza, y mi corazón se expande, porque una vez que tiro de ese hilo, si lo hago en serio, no puedo acabar en ningún otro lugar que no sea trascendente, eterno, bello y misterioso. No me extraña que miremos hacia arriba cuando buscamos a Dios. ¿Quién me ha puesto en esta nave espacial? ¿Y quién dice que esta no es mi casa, esté donde esté dentro de la nave?

Volvemos a la carretera (de fontaneros va el asunto)

Hola amig@s,

tenemos el blog muy desangelado, prácticamente muerto, así que coincidiendo con mi primer mes de estancia en Polonia (desde Varsovia con amor) he decidido reactivar el «Hoy no Ceno en Casa» con alguna intervención esporádica, con la esperanza de que mis compis en el «expatriotismo» se animen a dar señales de vida.

Un mes en Varsovia, y la celebración no pudo ser mas estrambótica. El jueves pasado el desagüe del wc del apartamento en el que vivo reventó inundando el baño por completo. Suerte que corté el agua a tiempo, pero el percance ya era inevitable: ¿qué coj… narices hago yo ahora? En otros países en los que he vivido no habría tenido problema: llamo a un fontanero y todo resuelto.

Pero en Varsovia, con tan solo un mes de estancia, sin hablar el idioma…. el reto se presentaba insalvable.

Tardé 24h en encontrar un fontanero, y básicamente lo «secuestré»  de un apartamento vecino en el que estaban haciendo obras. Aquí aprendí la primera palabra práctica en polaco: HYDRAULIK (que significa fontanero).

Una vez secuestrado el susodicho había que explicarle por signos lo que ocurría. Por suerte el traductor de google ha dado un giro completo a nuestras vidas: yo había escrito en un papelito los equivalentes polacos a «wc», «desagüe», «roto», «agua» y «derramar». Con estas 5 palabras y gesticulando como si no existiera un mañana el fontanero evaluó el problema y me dijo 4 frases (inútiles, por supuesto) y me pidió papel y lápiz para darme un número de teléfono.

Primer reto superado. ¿Qué es lo que tenía en mis manos? ¿el telefono de otro fontanero? ¿el telefono de su suegra? No lo sabía, pero al menos tenía algo a lo que agarrarme… ahora solo me faltaba un alguien al que agarrarme para que llamara por mí.

Poco a poco, por gestos, signos, llamadas de teléfono a 4 bandas y el rezo esporádico a Nuestra Señora del Milagro Inútil, comprendimos que había que cambiar el retrete por completo. Nunca sabré si el fontanero me estaba timando o realmente el problema era serio…. pero mejor curarse en salud. Con el beneplácito del casero pusimos el plan en marcha. Aquí llegó el segundo reto:

El cachondo del fontanero me dijo que YO debía ir a la tienda a comprar el retrete y las piezas de recambio, volver a casa con ellas y entonces ÉL se pondría manos a la obra. Vamos, me hizo lo que viene siendo un «Benito Lopera Perrote» combinado con una «tres catorce».

¡Qué remedio! Me fui a la tienda, donde otro señor polaco dijo muchas frases en polaco y yo dije muchas otras frases en inglés, español, alemán y namekiano….. aún así ninguno de esos idiomas fue tan efectivo como los gestos (y el papelito en el que el fontanero me había apuntado los nombres de todas las piezas). Lo curioso fue cuando llamé a un taxi para transportar todo 4 calles (pasemos de ir andando con el retrete a cuestas, no vaya a ser que tropecemos y la jod…. la liemos).

Al regresar al apartamento descubrí que el fontanero había llamado a unos colegas y eran 3 profis para cambiar un retrete. Entonces pensé 2 cosas sucesivamente: la primera fue que el fontanero no se fiaba del guiri español y se trajo a varios colegas a modo disuasorio por si yo decidía no pagar….. la segunda idea que me vino a la mente fue: «cabrones, sois 3, ya podíais haber ido alguno a la tienda a por los repuestos en vez de mandarme a mi en taxi». Por supuesto, no dije nada de esto en voz alta (aunque tampoco hubiera servido) y agradecí que 3 fontaneros no tuvieran otra cosa mas importante que hacer un viernes a las 3 de la tarde en Varsovia (ciudad con casi 2 millones de retre… digo de habitantes) que el arreglar un retrete averiado.

30 minutos duró la ñapa (para los de la LOGSE: el arreglo). 3 fontaneros cantando el «lariro larolero» (versión polaca de la canción de Benito Lopera Perrote) y al final, siempre por gestos, me indicaron que podía estrenar el nuevo retrete tirando por primera vez de la cadena.

Es curioso…. los españoles cuando hablamos con un guiri que no entiende subimos el volumen del discurso o hablamos mas lento, como si nos dirigiéramos a Marichalar….. pero nadie en el resto de Europa hace eso. Con lo que nos gusta a nosotros gesticular… la única solución que se nos ocurre cuando nuestro mensaje oral no llega al receptor es subir el volumen.

En este mes escaso en Varsovia a parte de practicar las cuatro lenguas que soy capaz de hablar y entender, creo que lo más utilizado han sido mis manos y el enorme «léxico gestual» que he ido desarrollando con el paso de los días. Después de vivir en países en los que hablaba el idioma local, ahora me encuentro…… frustrado. No se explicarlo, la sensación no es de indefensión, sino de frustración y vergüenza por no poder comunicarme con los nativos. Me siento impotente, me gustaría decir tantas cosas que no puedo decir….

Así que para terminar esta entrada, aquí lanzo amig@s, en este 14 de diciembre, mi primer propósito de Año Nuevo: aprender algo de polaco (lo básico) antes de que termine diciembre. El curso de polaco al que me he apuntado comienza oficialmente en enero, pero no quiero pasar ni un día mas con la sensación de impotencia y frustración que sentí el viernes pasado. Entonces fue un fontanero, ¿pero quién me dice que mañana no necesitaré un electricista, o un tipo que me suba la bombona de butano y me haga un apaño? (yo uso gas ciudad, pero nunca se sabe).

Amig@s, supongo que tras mas de un año sin publicar nuestros compis expatriados tendrán historias tan graciosas como la mia. Animo desde esta entrada al resto de «hoy no cenos» a que nos cuenten sus batallitas de expats.

Un abrazo desde Varsovia.

Apagario.

Vente pa’ Bulbabia Pepe (dedicado a tod@s los bolis BIC)

Hola amig@s,

aquí tenéis al Apagario, haciendo nuevos planes para 2014, y de nuevo, cómo no, lanzado a una de sus grandes estupideces (aunque yo prefiero llamarlo «aventura romántica»).

¡Cuanto daño ha hecho «Doctor en Alaska» a este país! Hoy tocaba pasar por el hospital, servicio de vacunación internacional, para solicitar información y pedir una cita….. pero, ¡con el funcionariado hemos topado!

Si amiguit@s, ante mi insistencia en solicitar información sobre las vacunas necesarias para mi viaje, la funcionaria de turno se ha sentado, ha levantado la mano en señal de «pare usted el carro» y ha comenzado un lento (muuuuuuy lento) proceso. ¿Recordáis esas imágenes que todos tenemos grabadas en la mente de un señor escribiendo a máquina con el dedo índice deletreando cada palabra? Pues eso es lo que me ha sucedido a mi, solo que la señora funcionaria no utilizaba una máquina de escribir, ni una computadora…… sino un bolígrafo BIC azúl.

– Señora: ¿Apellidos, nombre y otros datos personales?

– Apagario: si por supuesto, son estos.

– Señora: (tras 10 minutos escribiendo letra por letra mi nombre completo). ¿Dónde viaja usted?

– Apagario: visitaré estos 4 países.

– S: (20 minutos de escritura porque alguno de los países llevaba una «y» en posición extraña). ¿Cuando vuela usted?

– A: En tal fecha.

– S: ¿por cuanto tiempo?

– A: Tantos meses.

– S: Desconozco si estos países necesitan vacunas, voy a preguntar…..

– A: ¿Podría preguntar yo también con usted, solo quiero información de cuantas, cuanto tiempo, si alguna necesita refuerzo posterior, etc?

– S: Yo no puedo darle esa información, se la dará el médico cuando venga a la cita.

– A: Si, pero yo no quiero venir a una cita sin antes informarme, compréndame.

– S: No se preocupe, todo eso se lo dirá el médico en su cita…..

Bueno, tras 10 minutos mas de conversación de besugos la señora funcionaria me ha despedido (o echado) del despacho sin darme información. Eso si, aquí viene lo mas gracioso, me ha dado un papelito con instrucciones «precisas» para descargar un formulario de pago de las vacunas que no cubre la SS. Y digo «precisas» porque sus instrucciones son: «busca el formulario en google» (ver foto adjunta:).

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Si amigos…. con estas instrucciones me descargaré un formulario con las tasas que tengo que pagar por mi vacunación. Eso si, al buscarlo en google, puede que me descargue el formulario de la SS española, china, jamaicana (buen rollito para todos y que me pinchen lo que quieran) o de Surinám. Yo ya le he dicho a la señora funcionaria que me descargaré el formulario que me ofrezca las tasas de pago mas bajas, así que al recomendarme que lo busque en google seguramente conseguiré un buen precio de un formulario de segunda mano de Ebay.

Ya véis amig@s, 2014 empieza aventurero para el Apagario. Ya no se si me van a vacunar de lo necesario para un viaje «de placer» a mi destino real o si me van a poner vacunas de países mitológicos, ficticios o inexistentes como la República de Bulbabia, La Atlántida o El Canadá (¿por qué les dejarán a estos últimos ser un país?).

Lo que si está claro es que Apagario terminará con suerte el 2014 de nuevo «on the road» y con varios pinchazos, aunque aún no sabemos si de la sustancia adecuada. Pero esa es la vida del Apagario, la vida de un soldado de las fuerzas y cuerpos especiales Erasmuscorps. Me pinchan, salto al país y a ver qué pasa……

Un abrazo amig@s.

Apagario.

PS: En este post no se ha maltratado a ningún funcionari@ ni a ningún otro animal de granja. Solo a las señoras disléxicas que utilizan boligrafos azules BIC en la era del iPad.

PS2: Para todos aquellos funcionari@s que se sientan ofendidos con este post he creado una página web a boli BIC azúl para que expresen su queja palabra por palabra (o letra por letra). El enlace lo tenéis en http://www.deletreatuquejaamano.apa

PS3: Me dicen que es un consola de videojuegos.

Hoy hace un par de meses….

Hola amig@s,

hoy hace poco mas de dos meses el Apagario publicaba su último post hasta la fecha en este blog de expatriados. Un post que describía la vuelta a la casilla de salida, la maceración en el barbecho del fracaso del estado mental del Apagario. 2 meses han dado para mucho. El Apagario acompañó a R durante todo el mes de noviembre en su viaje de peregrinación, reencuentro y autoconocimiento por el territorio francés.

Para R fue de nuevo un fracaso, otro de los que se une a la larga lista que lleva cometiendo desde que el mundo es mundo. Apagario se amustia al comprender que 10 años de fracasos no han servido para nada. En este momento, R está mas condenado a tropezar con la misma piedra una y otra vez que a aprender de los errores cometidos, y eso le baja la lívido artístico-creativa al Apagario. (Hecho de menos mis viagras artísticas).

Como define Expat 007 en su última entrada, tanto él como el Apagario son en este momento ex-expats. Apagario se hace ahora muchas preguntas. ¿Cómo se acostumbra uno a ser un ex-expat? ¿Debe uno acostumbrarse a eso? ¿Hasta cuando se puede aguantar siendo un ex-expat? Pero sobre todo, una de las preguntas mas importantes es ¿Y ahora…..hacia dónde?

Mientras que R se pregunta ¿Y ahora qué? Apagario se pregunta ¿Y ahora, dónde? Pero claro, con la lívido del Apa por los suelos, sin viagra y con la moral de R mas baja que los depósitos de Caja Madrid no hay respuestas para tantas preguntas.

Tanto para R como para Apagario, diciembre es de nuevo el golpe contra el suelo, el enfrentamiento con la realidad. Ícaro quiso cual pequeño gorrión volar hasta el sol, pero sus alas se quemaron. El periplo francés no aportó respuestas, y sólo sirvió para encontrarse con viejas amigas olvidadas, como la pasión del Apagario por la fotografía.

Una pequeña muestra de la «Apagario French Tournée» es la que podéis apreciar bajo estas líneas. Las visitas a dos de las ciudades que mas recuerdos tienen para Apa, Estrasburgo y París:

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El reencuentro con la fotografía ha sacado a la luz aficiones y pasiones olvidadas. Así que mientras me lamo las heridas y recibo tratamiento para mi impotencia artístico-creativa he decidido retratar este periplo por el purgatorio terrenal con una fotografía semanal. Apagario está fuera del circuito del expat profesional, pero va a plasmar su recorrido purgatoril durante un año con un «proyecto 52».

Así que aquí os dejo el enlace de un nuevo blog que nace de la impotencia y el amustiamiento del Apagario: el PHOTOGARIO. Espero que os guste.

Abrazos de Apagario.

Hoy hace un año…

Últimamente ceno mucho en casa. Vamos, que ya no soy un expat, sino un ex-expat. Con la doble negación quizá me quedo en PAT. Vamos, patrio, que viene de patria, y a su vez de patriarca. Que me quedo en casa, vamos.

 

Pero todo esto comenzó hace un año, una noche en la que tuve que coger un avión para volver desde Tanzania a España. Lo he contado en mi blog personal, y te invito a leerlo aquí: 

 

http://jonvaldivia.com/hace-365-dias/

Visitas cercanas y hogares lejanos

Las distancias son cosa curiosa en el mundo del Expat. En Tanzania resulta que Nairobi estaba a 4 horas, y en Sudán podías plantarte en Chad en cosa de una hora. Sí, como quien va a Cuenca desde Madrid:

– Oye me voy al Chad

– Venga, pásalo bien, nos vemos

No es todo tan así, pero cierto es que, cruzada la barrera de los mil kilómetros, de repente todo está cerca y el mundo se vuelve abarcable.

Abarcable, eso sí, geográficamente. Emocionalmente hay cosas que da igual donde uno esté. Vivir una nochebuena en soledad en un pueblo inglés es de lo más lejano y desolador que uno puede vivir. Recibir Whatsapps en Madrid desde Tanzania te hace sentir que las jirafas están a una parada de Cercanías de distancia.

Entiendo a Apagario en su Síndrome de Ulises, y a Dbrane en su disfrute de los mundos cercanos. Estas cosas pasan por fases, y las fases del expat no se pueden comparar con las fases del resto del rebaño (sí, os he llamado rebaño a los demás, pero también me he llamado rebaño a mí mismo, así que chitón).

El expat pasa por fases que sólo otros expats entienden: aterrizaje, novedad, adaptación, enraizamiento, desilusión, segunda adaptación, borrachera de desahogo, replanteo de localización, etc… Y otros expats pasan por otras fases completamente diferentes. Un expat piensa en su localización como quien piensa en qué vestir esa temporada: «hmm, mis amigos están fuera y siempre he querido vivir cerca del mar, va a ser que este año toca cambio».

Y sin embargo otros expats sólo piensan en la vuelta al hogar, sea lo que sea eso, porque es cierto que cuando un expat deja el hogar, el hogar va cambiando sin él, va mutando, recomponiéndose hasta deshacerse en partes que ya no forman un todo. Es el síndrome de Ulises o de la postal.

El expat, en el fondo, tiene una única misión: crear un hogar interior que pueda llevarse puesto allá donde vaya, porque en ningún rincón del planeta hacen hogares a la carta.

El síndrome de Ulises (Where’s home?)

Hola amig@s,

el síndrome de Ulises…. dicen que es un «síndrome por estrés crónico que viene asociado a la problemática de los emigrantes al afincarse en una nueva residencia».

He regresado a España, todavía no se por cuánto tiempo, pero la sensación que tengo, los sentimientos que me abruman, podrían resumirse dentro de este síndrome que me indicó un amigo hace poco.

En 10 años he cambiado 5 veces de residencia. Guada, Madrid, Paris, Tübingen, Frankfurt….. hoy mientras paseaba me he dado cuenta que de esos 5 «hogares» solo queda uno en pie…. al que tampoco me atrevo a llamar «hogar».

Guada es un sitio al que vuelvo para reposar, para descansar, limpiar la mente de pensamientos emponzoñados…. pero ya no es mi hogar. Mis amigos ya no están, mi familia ha continuado con su vida, y yo me siento un extraño en una casa que hace muchos años era «mi casa» pero que ahora solo es….. un sitio al que llegar en mitad del camino.

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Tengo ganas de nuevas aventuras, tengo ganas de nuevos viajes…. y ahora mismo estoy en una «tierra de nadie», en una especie de purgatorio, atrapado entre dos compases de una obra musical que representa mi vida. Pero me he dado cuenta de que no tengo un sitio al que llamar hogar, ni un sitio al que regresar por las noches tras una dura jornada.

Síndrome de Ulises….. si, creo que cuadra con mis síntomas. Me agobia recibir 60 «guasones» al día, me agobia que todos me pregunten por mi estado de ánimo, mis planes futuros…….  me agobia ser el único que no piensa en su plan de pensiones…. total…. no creo que lleguemos a necesitarlo.

Quizá el Apagario se ha merecido este pequeño purgatorio, que se extiende casi 10 años en el tiempo. Quizá el Apagario no esté destinado a encontrar su hogar nunca jamas. Quizá tenga que viajar como Ulises, surcando mares, pasando calamidades, para que otros puedan sentirse seguros y a salvo en sus hogares. Para que otros digan eso de «podríamos estar peor….».

No puedo dar respuesta a todos esos «quizás» por ahora. Por ahora solo me queda echar el ancla en este puerto, reparar el mastil mayor, remendar las velas y partir de nuevo rumbo a otros mares.

Un abrazo muy fuerte para todos.

Apagario.

Viajes por los alrededores

Una de las mejores cosas de estar exiliado en la otra punta del mundo, es que todo aquello que antes estaba lejos ahora está «al alcence de la mano». Pongo esto entre comillas ya que pese a tener muchos países interesantes cerca, no son tan accesibles como pudiera parecer, primero por distancia y segundo por precio, y es que viajar en Latinoamérica es mucho más caro que cualquier vuelo lowcost (hecho de menos ryanair, vueling, easyjet, virgin… 

De todas formas eso de Poder ir al desierto o al polo Sur sin salir del país es bastante llamativo, por no hablar de que países como Argentina, Perú, Bolivia, Brasil (entre otros) puedes visitarlos con mayor facilidad que desde Europa.

Chile es un país fantástico, de norte a sur está lleno de lugares maravillosos y aunque todavía me queda mucho por explorar, puedo decir que tiene una riqueza increíble. Por otro lado, el otro día me fui a Bolivia a ver un país de verdad Latinoamericano (tal y como lo tenemos concebido) y estas son solo algunas cosas de las que pude encontrar…

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Caminante no hay camino… (va de despedidas)

Hola amig@s,

sentado frente al televisor de mi pequeño apartamento escribo estas líneas mientras redondeo el círculo, mientras el final se convierte en el principio. He leído la entrada del expat Milko mientras volvía a ver una de las primeras películas alemanas que alguien me prestó al llegar a Frankfurt hace un año y medio. El círculo se cierra. Sólo me quedan un par de rituales por cumplir: mi primer día en Frankfurt me comí una manzana a la orilla del Meno con mi navaja suiza y eso pienso hacer también en mi último día en la ciudad.

Escribo estas líneas mientras la película avanza. «Vincent will Meer». Una película que habla de una escapada, de un viaje, de recuperar un pasado, de superar los límites y barreras que cada uno de nosotros tenemos….. el círculo vuelve a cerrarse una y otra vez.

Septiembre es un mes difícil, un mes complejo. El final y el principio de los planes, sueños, proyectos. Septiembre marca el final del verano en la mayoría de los países centroeuropeos. También marca el comienzo del frío, los deportes de invierno, la cercanía de los mercados de Navidad. Como decía Thomas Mann en su montaña mágica: al día le sigue la noche, al invierno le sigue el verano. Supongo que a la tristeza le sigue la alegría. Quizá no es tan complejo como parece. El cielo es azul, el agua moja… ya lo decía el Último Boy Scout mientras apuraba su whisky.

Milko nos habla de las despedidas de los expats, de los amigos que poco a poco se convierten en familia. En el caso del Apagario, él os habla de su propia despedida como expat.

Mi mente científica me dice que debería realizar un análisis de los datos experimentales, observar los resultados, obtener enunciados y frases lapidarias que concluyeran esta «tesis doctoral» que ha marcado mi etapa en Frankfurt. El corazoncito del Apagario dice que no merece la pena. El camino se recorre andando, de las experiencias poco aprendemos nosotros, animales que tropezamos una y otra vez con la misma piedra. Lo único que se puede hacer es seguir mirando hacia adelante, esperando y confiando en que el camino sea llano y cómodo de recorrer. Pero al fin y al cabo lo único que podemos hacer es caminar.

El Apagario no os puede dar sabios consejos esta vez. Ni siquiera ha sido capaz de aconsejarse a si mismo. Tras de si deja otra etapa de su vida en Alemania. Una etapa salpicada de muchas cosas, buenas y malas. Nacimientos y muertes, trabajos y desempleos, amores y desamores, sonrisas y lágrimas. Al fin y al cabo, días de sol interminables y noches oscuras bajo nevadas sin fin. Thomas Mann era sabio, al fin y al cabo.

El Apagario se despide de Frankfurt, de Alemania y por unos meses, de este fantástico blog. Ahora le toca caminar 40 días y 40 noches por el desierto, buscando a ese demonio que le ha de tentar con nuevas experiencias expatriadas. El calvario durará algo mas que doce estaciones, algo mas de los 40 días de rigor. Será un calvario itinerante, sobre la marcha, al trote cochinero y a la vieja usanza: nada de móviles, internet o «guasones». El Apagario tiene que recorrer un largo Camino.

Pero no desesperéis. En su mochila llevará una cámara y un pequeño cuaderno. Anotará día tras día sus avances, pero también sus miedos, sus dudas y todas las conversaciones con su demonio particular. Las imágenes captadas por su cámara serán testigos también de ese largo caminar. Quizá todo eso tenga algún valor cuando Apagario reaparezca dentro de unos meses. Quizá sea un nuevo proyecto, o quizá solo recite los resultados de sus proyectos pasados.

Pero así son las despedidas. Aunque esto es algo mas que un «hasta luego» espero que no sea un «adiós» definitivo. Nombres, caras, gestos…. todo ha quedado grabado en la memoria digital que nos acompaña en formato USB. Todo ha sido importante en algún momento, todo ha sido querido, odiado, envidiado, admirado…. todo ha despertado un sentimiento, y eso es lo que cuenta al final de todo, o al principio, que para el caso es lo mismo.

Así que ahora chic@s os dejo. Voy a tomar un café, contar batallitas, ponerme al día con los amigos que son como familia y después me despediré. Quizá nos volvamos a ver a lo largo del camino.

Un abrazo.

Apagario.

PS: para los que aún no lo sepan…. el Camino empieza por la «B» digamos que de Burgos y termina por la «S» de Santiago, por decir algo.

¡Qué ganas tenía de verte!

Desde que uno vive fuera las costumbres que tenía, obviamente, no son las mismas entre las cosas que cambian está eso del comer a las 12,15h o el que cuando llegan las 19.00h y no has cenado te sientes hasta raro.

El conocer la ciudad es otro asunto, si en la mía hay sitios que aun habiéndolos escuchado ni se me ocurre pasar, en la adoptiva procuro que no se me escape ni uno. Siguiendo con estas líneas acerca de temas de capital importancia está el localizar alguna tienda de productos de tu tierra (o cercanos y cuando digo cercanos pienso en Grecia, por aquello del Mediterráneo) y la cuestión de la amistad. Los amigos, es algo que pasa a primera línea de fuego en este terreno, llegan a ser tu familia en el exilio. Gracias a ellos pasas buenos ratos y disfrutas de unas risas, las cuales nunca están de más.

Ayer me llamó una amiga a la cual, por supuesto que me une mucho cariño. El tema era el habitual, una cafetería en el centro para vernos un rato junto con otro amigo y pasar un rato estupendo, pero tenía apostillado un final distinto uno de los verbos que menos gustan cuando estás fuera, que es el verbo despedirse.

Tras hacer recorrido por los temas habituales, repaso a la vida y a la futura etapa que se abre llega el momento de despedirse. Esos extraños tres minutos, en los que te deseas que todo vaya genial, que vas a seguir en contacto y por supuesto, debajo de esa amarga sonrisa la incertidumbre de volverte a ver, sabiendo que casi seguro que no.

Los sentimientos y sensaciones se magnifican, casi por ley, pero sí es verdad que la sensación de ver a gente que va y viene no deja de sorprender y no se si será por nostalgia o no, pero el famoso poema de Machado no para de rondar en mi cabeza… ¿será cierto que en el fondo somos caminantes?

 

Nos vemos pronto amigos….