Caminante no hay camino… (va de despedidas)

Hola amig@s,

sentado frente al televisor de mi pequeño apartamento escribo estas líneas mientras redondeo el círculo, mientras el final se convierte en el principio. He leído la entrada del expat Milko mientras volvía a ver una de las primeras películas alemanas que alguien me prestó al llegar a Frankfurt hace un año y medio. El círculo se cierra. Sólo me quedan un par de rituales por cumplir: mi primer día en Frankfurt me comí una manzana a la orilla del Meno con mi navaja suiza y eso pienso hacer también en mi último día en la ciudad.

Escribo estas líneas mientras la película avanza. «Vincent will Meer». Una película que habla de una escapada, de un viaje, de recuperar un pasado, de superar los límites y barreras que cada uno de nosotros tenemos….. el círculo vuelve a cerrarse una y otra vez.

Septiembre es un mes difícil, un mes complejo. El final y el principio de los planes, sueños, proyectos. Septiembre marca el final del verano en la mayoría de los países centroeuropeos. También marca el comienzo del frío, los deportes de invierno, la cercanía de los mercados de Navidad. Como decía Thomas Mann en su montaña mágica: al día le sigue la noche, al invierno le sigue el verano. Supongo que a la tristeza le sigue la alegría. Quizá no es tan complejo como parece. El cielo es azul, el agua moja… ya lo decía el Último Boy Scout mientras apuraba su whisky.

Milko nos habla de las despedidas de los expats, de los amigos que poco a poco se convierten en familia. En el caso del Apagario, él os habla de su propia despedida como expat.

Mi mente científica me dice que debería realizar un análisis de los datos experimentales, observar los resultados, obtener enunciados y frases lapidarias que concluyeran esta «tesis doctoral» que ha marcado mi etapa en Frankfurt. El corazoncito del Apagario dice que no merece la pena. El camino se recorre andando, de las experiencias poco aprendemos nosotros, animales que tropezamos una y otra vez con la misma piedra. Lo único que se puede hacer es seguir mirando hacia adelante, esperando y confiando en que el camino sea llano y cómodo de recorrer. Pero al fin y al cabo lo único que podemos hacer es caminar.

El Apagario no os puede dar sabios consejos esta vez. Ni siquiera ha sido capaz de aconsejarse a si mismo. Tras de si deja otra etapa de su vida en Alemania. Una etapa salpicada de muchas cosas, buenas y malas. Nacimientos y muertes, trabajos y desempleos, amores y desamores, sonrisas y lágrimas. Al fin y al cabo, días de sol interminables y noches oscuras bajo nevadas sin fin. Thomas Mann era sabio, al fin y al cabo.

El Apagario se despide de Frankfurt, de Alemania y por unos meses, de este fantástico blog. Ahora le toca caminar 40 días y 40 noches por el desierto, buscando a ese demonio que le ha de tentar con nuevas experiencias expatriadas. El calvario durará algo mas que doce estaciones, algo mas de los 40 días de rigor. Será un calvario itinerante, sobre la marcha, al trote cochinero y a la vieja usanza: nada de móviles, internet o «guasones». El Apagario tiene que recorrer un largo Camino.

Pero no desesperéis. En su mochila llevará una cámara y un pequeño cuaderno. Anotará día tras día sus avances, pero también sus miedos, sus dudas y todas las conversaciones con su demonio particular. Las imágenes captadas por su cámara serán testigos también de ese largo caminar. Quizá todo eso tenga algún valor cuando Apagario reaparezca dentro de unos meses. Quizá sea un nuevo proyecto, o quizá solo recite los resultados de sus proyectos pasados.

Pero así son las despedidas. Aunque esto es algo mas que un «hasta luego» espero que no sea un «adiós» definitivo. Nombres, caras, gestos…. todo ha quedado grabado en la memoria digital que nos acompaña en formato USB. Todo ha sido importante en algún momento, todo ha sido querido, odiado, envidiado, admirado…. todo ha despertado un sentimiento, y eso es lo que cuenta al final de todo, o al principio, que para el caso es lo mismo.

Así que ahora chic@s os dejo. Voy a tomar un café, contar batallitas, ponerme al día con los amigos que son como familia y después me despediré. Quizá nos volvamos a ver a lo largo del camino.

Un abrazo.

Apagario.

PS: para los que aún no lo sepan…. el Camino empieza por la «B» digamos que de Burgos y termina por la «S» de Santiago, por decir algo.

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